Del Triángulo Norte a Cataluña: migración forzada, violencia y derecho a asilo

Del Triángulo Norte a Cataluña: migración forzada, violencia y derecho a asilo

25/11/2019 - 16:59

Redacció

Formación. La asociación Europa Sense Murs lleva a cabo una formación para explicar los contextos de violencia en el Triángulo Norte de Centroamérica, causantes de migraciones forzadas desde hace más de veinte años.

En El Salvador, Honduras y Guatemala, el denominado ‘Triángulo Norte de Centroamérica’, hace décadas que los conflictos violentos se suceden casi sin tregua y son los países del mundo con un índice más alto de violencia y de homicidios fuera de contexto bélico. En España, durante el 2018, pidieron protección internacional cerca de cinco mil personas procedentes del Triángulo Norte. A estas personas se tendría que añadir las que, a pesar de haberse marchado a causa de la violencia, no piden asilo porque ni saben que tienen el derecho a ello. Según la entidad Europa Sense Murs, conocer los contextos y los orígenes de las guerras y de la violencia actual de las maras es una necesidad imperiosa para aquellas instituciones que, de alguna manera, están en contacto con las personas refugiadas o migrantes procedentes de aquella zona.

“Conocer los contextos y profundizar un poco en las raíces que han empujado a tantas personas, ya desde los años setenta u ochenta hasta hoy, a desplazarse, a dejar toda su vida detrás, es algo imprescindible si realmente queremos cuidar de sus procesos aquí”, explica Gaby Poblet, antropóloga experta en migraciones internacionales, fundadora y directora de Europa Sense Murs. Por este motivo, puso en marcha una serie de formaciones y seminarios para técnicos públicos, técnicos de acogida, de entidades, periodistas y personas de cualquier perfil que tengan alguna relación con las personas migrantes provenientes de la zona. El seminario “Del Triángulo Norte a Cataluña, migración forzada, violencia y derecho de asilo” efectúa un recorrido por la historia económica y social de los tres países que forman el Triángulo Norte, pero también vierte el conocimiento y la experiencia de Poblet de años de relación con personas migrantes procedentes de allí, principalmente mujeres que trabajan en el servicio doméstico.

La oligarquía de Centroamérica, antes de preocuparse por su propio país, se ha dedicado durante más de un siglo a diezmarlo

Los hilos económicos detrás de los conflictos

“Las empresas multinacionales bananeras son, sin duda, la base de los conflictos de Centroamérica hace más de un siglo”, afirma contundente Poblet. Allí se instaló la primera multinacional, la United Fruit Company, que, además, se apropió de miles de hectáreas del terreno a cambio de construir el ferrocarril. Se consolidó una oligarquía muy pequeña que todavía domina empresas y tierras y es su propietaria, y que, antes de preocuparse por su propio país, se ha dedicado durante más de un siglo a diezmarlo. Años después, bajo la sombra de la Guerra Fría, que se materializaba en guerras calientes en Centro América, la oligarquía ha sido la mano negra tras golpes de estado, financiación de paramilitares, tráfico de armas y drogas. Pequeños países con gran valor para la industria agrícola y extractiva, a los que han acabado arrasando.

“Los jóvenes deportados de los EE. UU. replicaron el modelo de pandillas”

Conflictos en bucle: las migraciones de los ochenta, origen de las de hoy.

Las guerras internas e interconectadas de los años ochenta fueron la causa de la migración forzada de población centroamericana hacia los Estados Unidos. En total, estamos hablando de más dos millones de desplazados y desplazados. La aplicación de políticas restrictivas de inmigración, el no reconocimiento del derecho de asilo y la casi inexistencia de programas de integración hicieron que especialmente los jóvenes salvadoreños empezaran a integrarse en las pandillas ya más establecidas en el país, como la mexicana Barrio 18. “La creación de la Mara Salvatrucha 13, formada principalmente por jóvenes procedentes de El Salvador no se hizo esperar. Pero el Gobierno de los Estados Unidos empezó operaciones que se han ido reproduciendo a lo largo de los años, deportando a miembros de las bandas, expulsándolos y devolviéndolos a sus países de origen”, sigue explicando Poblet. Una auténtica exportación de las maras que ha provocado que a la inestabilidad política de los estados centroamericanos se haya añadido esta violencia para empujar flujos de población hacia el exterior. Los jóvenes deportados replicaron el modelo de pandillas.

Testigos para conocer la realidad de cerca

Diego y Romi son dos de las personas que han tenido que huir a causa de la violencia y las amenazas de las maras. Diego, de 23 años, vio morir a la mayoría de sus amigos, todos adolescentes y jóvenes. Vivir y tener que desplazarse para estudiar a través de una zona “roja” (una zona en disputa entre dos pandillas) no podía dejarlo tampoco exento de amenazas, hasta que decidió emigrar y ahora está en Barcelona, donde ha realizado la solicitud de protección internacional. Romi, ingeniera de profesión, nos explica una historia similar. Era propietaria de un cibercafé, y por esta razón se convirtió en un foco de extorsiones y amenazas, y decidió marcharse cuando le fue imposible resistir la colaboración que le reclamaban las pandillas.

Muchas desconocían que la violencia en su país de origen es una de las razones que les da derecho a pedir el asilo

Conocer para interpretar las necesidades

“Acercarnos a estos contextos”, manifiesta Poblet, “nos ayuda a poder atender mejor los procesos de las personas migradas aquí”. Pone un ejemplo: las mujeres de Honduras, El Salvador y Guatemala que han ido llegando en las diferentes oleadas —y que por cierto son las personas que limpian a nuestros hogares y cuidan a nuestros ancianos— a menudo no pedían protección internacional. Muchas desconocían que la violencia en su país de origen es una de las razones que les da derecho a pedir asilo, y nadie las informó por una falta de cultura de asilo.

A veces también los conceptos que circulan en las diferentes etapas de los procesos de llegada tienen que ser contextualizados y ampliados. Por ejemplo, la corrupción que a veces se asocia a una causa de movimientos migratorios es demasiado simplista. Cuando se utiliza, en realidad se quiere hablar de la falta de estado, de políticas de bienestar e incluso de falta de seguridad, especialmente en Honduras, un estado completamente fallido. Detrás de esta palabra hay mucho más: hay una vida vivida entre muertos diarios y miedo permanente, y una desconfianza total en las instituciones. Una situación que se tiene que poder conocer para interpretar las necesidades de las personas refugiadas y poder ayudarlas a superar la violencia vivida. Se trata de su proceso de reparación y de cuidado de su cotidianidad aquí.

Romper muros

La entidad Europa Sense Murs se dedica a la investigación aplicada, formación, incidencia y sensibilización para la mejora de las políticas públicas en el campo de las migraciones internacionales, género, infancia y juventud. Según Gaby Poblet, las formaciones como la de “Del Triángulo Norte a Cataluña, migración forzada, violencia y derecho de asilo” —que ha sido financiada por el plan “Barcelona, ciudad refugio”, del Ayuntamiento de Barcelona— son muy necesarias. Para luchar y trabajar por la plena ciudadanía de todas las personas migradas hay que poder entender la complejidad de la migración forzada, los procesos migratorios y los diferentes contextos de origen.