Cuando la acogida la hacen los vecinos y las vecinas
05/02/2020 - 12:12
Acogida. La Xarxa 9 Barris Acull es una red de entidades que ofrece servicios de acogida a vecinos y vecinas inmigrados con la finalidad de facilitar la convivencia en un territorio.
Una mañana cualquiera en las oficinas de la Xarxa 9 Barris Acull. Personas recién llegadas de todas las nacionalidades pasan por este espacio de uno de los distritos con más diversidad de toda la ciudad. Algunas, para pedir información sobre recursos, pero también encontramos a jóvenes que asisten semanalmente a clases de castellano y a parejas que son asesoradas sobre cómo obtener algún documento. Se trata de unos servicios que se han convertido en imprescindibles en un territorio que es tierra de llegada de personas inmigradas y refugiadas.
Inmigrantes de ayer que acogen a inmigrantes de ahora
Lo que hace de la Xarxa 9 Barris Acull una entidad reconocida y muy apreciada en el barrio es que la han creado los propios vecinos y vecinas, personas que, conscientes de qué significa emigrar y llegar a un lugar desconocido y a menudo hostil, decidieron facilitar la vida a las nuevas oleadas de personas recién llegadas. Lourdes Ponce, que cada día (¡cada día!) trabaja de voluntaria en la oficina, nos cuenta los orígenes de la entidad: “En los años noventa, personas que habían llegado al barrio hacía décadas y que lucharon sin descanso por convertirlo en un barrio digno se plantearon que la nueva realidad de flujos migratorios se tenía que afrontar cuanto antes mejor. Empezaban a oír los problemas de convivencia con personas recién llegadas de otros lugares, y un grupo de entidades vecinales decidió ponerse manos a la obra para contribuir a la incorporación de estas personas a la vida del barrio y de la ciudad.” Es con ese espíritu de acogida que las más de ochenta entidades de la red se coordinan para ofrecer apoyo y crear espacios de encuentro entre los distintos colectivos que habitan el territorio.
“Quería realizar una actividad voluntaria en un barrio que desconocía pero que es donde está el futuro, el futuro diverso y socialmente más complejo”
Voluntariado con quien se puede contar
Lourdes no es la única voluntaria, a pesar de que sí es la más antigua e implicada de todo el voluntariado que trabaja en la red. Según la coordinadora, Ro Cuevas, el voluntariado cubre el 50 % de las horas de atención y organización que se necesitan para sacar adelante todas las actividades del centro.
Otra de estas personas es Alfons García, que dedica dos mañanas cada semana a enseñar castellano a hombres y mujeres que necesitan unas habilidades básicas de la lengua para convivir y buscar trabajo.
Alfons ha sido profesor toda su vida, de aquellos que están comprometidos e implicados en convertir la educación en un verdadero igualador social. Después de años de participar directamente en política, explica: “Quería realizar una actividad voluntaria en un barrio que desconocía pero que es donde está el futuro, el futuro diverso y socialmente más complejo.” Sus métodos de enseñar, sigue explicando Alfons, son parecidos a los métodos de Paulo Freire, pedagogo y referente de la política liberadora y la educación transformadora. Así, el aprendizaje de la lengua es vivencial, y se realiza en torno a las aportaciones del alumnado. El teatro, los juegos de rol y la oralidad son las herramientas con que trabajan y aprenden la lengua necesaria para las situaciones cotidianas (como cuando los piden los papeles, cuando van a comprar, cuando tienen una reunión en la escuela, etc.).
Territorio muy diverso
Esta metodología viva y flexible para enseñar el castellano es imprescindible en grupos clase muy diversos y volátiles. La coordinadora de la entidad explica que los orígenes del alumnado son muy diversos, no solo culturalmente, sino también por el grado de conocimiento de otras lenguas europeas, cosa que puede ayudar a acelerar el proceso de aprendizaje. Por otro lado, la continuidad de la asistencia a las clases a medio y a largo plazo es muy difícil, porque los procesos de vida son muy cambiantes: hay alumnos que encuentran trabajo, otros dejan de asistir cuando han alcanzado las 45 horas obligatorias para pedir el arraigo y otros simplemente cambian de lugar de residencia.
Florence Ligama y Mohamed Loukili son dos de los alumnos de Alfons, y aunque lleva meses viviendo en Barcelona, les está costando lanzarse a hablar el castellano. Se nota que están motivados y que se lo pasan bien en la clase. De hecho, más allá del aprendizaje de la lengua, consideran que el espacio es socialmente muy agradable. Nigeria y Marruecos, respectivamente, son sus países de origen, pero los dos coinciden en que su futuro está en Barcelona, en Nou Barris, y dedican esfuerzos a integrarse en el entorno.
La red, pues, trabaja la convivencia y la interculturalidad para promover actitudes y comportamientos que eviten la discriminación y que refuercen la convivencia en la diversidad.
Sopas y otros puntos de encuentro
La Xarxa 9 Barris Acull tiene una larga trayectoria de intervención social y comunitaria con personas inmigrantes en el tejido vecinal del distrito, a través de las clases de castellano, el asesoramiento jurídico y el acompañamiento en la primera acogida, además del trabajo en red con las entidades que reúne. Sin embargo, además, trabajan la convivencia y la interculturalidad con el fin de, como dice la coordinadora, “promover actitudes y comportamientos que eviten la discriminación y que refuercen la convivencia en la diversidad”. Se realizan muchas actividades, pero la que reúne y moviliza más energías es el Festival Sopas del Mundo, que se celebra desde el 2004 y en el que el año pasado participaron 160 cocineros y cocineras y unos tres mil asistentes, “comedores y comedoras” de sopas. “La sopa es un plato presente en todas las culturas y al mismo tiempo representa la mezcla, la diversidad y las cosas que tenemos en común, dentro de esta heterogeneidad,” continúa Ro Cuevas.
Más allá de las necesidades del día a día, la red también organiza cada año las Jornadas 9 Barris Acoge, un espacio de reflexión y debate sobre temas de interés en torno a la convivencia y los derechos.
Con el lema “Sí a la convivencia”, se creó un movimiento de las entidades del barrio y del resto del territorio para defender el derecho de los vecinos y vecinas a tener un lugar donde practicar su fe religiosa
Experiencias positivas de convivencia
No se puede acabar de hablar de la Xarxa 9 Barris Acull sin mencionar el proceso para la apertura de la mezquita de la calle de Japó. El inicio de este proceso fue convulso. Aunque la mezquita era necesaria para la numerosa población musulmana del barrio, la propuesta fue vista con mucho recelo e incluso con oposición por una parte de los vecinos. Con el lema “Sí a la convivencia”, se creó un movimiento de las entidades del barrio y del resto del territorio para defender el derecho de los vecinos y vecinas a tener un lugar donde practicar su fe religiosa, que acabó dando fruto. (Hay que recordar que el derecho de culto es un derecho legalmente reconocido.) Ahora la mezquita de la calle de Japó es una realidad, y una realidad no contestada. Lourdes cree que la experiencia de la calle de Japó confirmó que las luchas vecinales no pueden cesar nunca y que la cohesión del tejido asociativo de Nou Barris es un tesoro para estas luchas.